jueves, 20 de febrero de 2014

''I know that I can''

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Hay una pequeña voz dentro de ti, muy dentro, que te dice que no puedes, que ni lo intentes por que vas a perder. También hay otra voz, aún más pequeña, pero que aún se puede escuchar para hacerte hurgar en tus heridas con dedos finos, haciéndote buscar un ''por qué'' y no un ''por qué no''. Estás, pero no estás. Un segundo en el que cierras los ojos, sientes que simplemente tienes ganas de levantarte de esa maldita silla, gritar, y salir corriendo. Sin rumbo. Solo correr. Quieres callar a esas dos voces, decirles que tú si que puedes, sacar esos dedos finos de tus heridas para dejar de hurgar en ellas. ¿Cómo? ¿Cuándo? No lo sabes. Pero claro, estás allí, y no estás, escondido detrás de esa máscara de falsas sonrisas y fingidas sonrisas. ¿Qué te dicen? No quieres escuchar palabras necias. Ni si quiera recuerdas la última sonrisa sincera, el último abrazo sincero. Llegarás a casa, dejando de escuchar a tu alrededor para que tus voces se hacen más grandes. Tu cama vacía. No puedes dejar de buscar sus restos en su cama, buscar allí a ver si vuelve a esta, pero seguramente ya esté en la cama de otra persona. ¿Qué más da? Esa persona te daba la voz de que sí podías, y callaba a las voces de tu cabeza. Un día nuevo comienza y de nuevo, por la mañana te pones tu máscara, esa misma máscara que te esconde de todo. Está claro que te escondes detrás de ella por que no quieres que nadie se entere de que es lo que te intimida, por que, por mucho que busques consejo todo será un ''Calla, y aguanta''. Nadie se ha preguntado si te escondes, y mejor así ¿no? Tus sentimientos guardados, que nadie los sepa. Los recuerdos están ahí, guardados en un maldito cajón que abres una y otra vez, un cajón mental al que crees que deberías de ponerle candado, pero ningún candado es tan fuerte como para pararlos. Nadie te conoce por que no quieres que te conozcan. Y para eso esa máscara que llevas encima. Solo alguien conoció aquellos recuerdos, aquellos sentimientos y solo esa persona agrando tanto tus pequeñas heridas y se rió viendo como sangraban. Otro día más, las mismas caras de siempre, y las mismas ganas de romper con todo.

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