domingo, 31 de julio de 2016

4.Whatever.

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Se acabó el dramatizar. Adam tenía razón. Sólo estoy asustada. Además, Enzo sigue siendo el mismo, sigue sonriendo de lado cuando hace una broma, sigue haciendo muecas cuando le enseño algo que no le gusta, sigue haciendo como el que me escucha cuando le hablo sobre alguna historia y saco la fanática que llevo dentro. Como ahora, que lleva un rato asintiendo pero sé que está más atento a la hora, pues está deseando salir de clase.
El último día de clase. El día que más largo se nos hace, pues ni si quiera damos clase, simplemente venimos a saber las notas, que como ahora, el profesor os deja la hora libre para hablar mientras mete la cabeza en el ordenador a hacer quien sabe qué, y a despedirnos de ese profesor que nos cae bien, y maldecir a aquel que nos ha hecho el año imposible. 
Y, desde ayer, es oficialmente verano. Sin embargo, este nos recibe con lluvia, lo cual no es algo nuevo en este pueblo, es lo malo de vivir en el norte de los países en los que más llueve.
-Veinte minutos y podremos irnos a casa.-Me interrumpe Enzo.
-¿Por qué a casa?-Dice Aria, quién estaba sentada junto a Christian contándole la historia sobre como acabó el domingo en el suelo llena de barro.-Podríamos no sé, ir a un bar, comer allí, y pasar el resto de la tarde en nuestro escondite.
-¿Y que pasa con el billar?-Pregunta de nuevo Enzo, mirando a Adam levantando una ceja.-Adam y yo tenemos que acabar esa maldita apuesta.
-Si salimos ahora después de comer no es para que tengamos que veros a ti y al estúpido de mi hermano acabar esa apuesta que desde un principio no debería de haber empezado.
Tanto Adam y Enzo se miran, y sé perfectamente en que están pensando 'Otro día será por que si no Aria nos va a matar'.
-Bueno, yo voto por lo que dice Aria.-Digo estirándome.-¿Tenéis dinero aquí?
-Mmm, tendríamos que ir a casa me parece a mí.
-Bueno vamos a casa, cogemos dinero y estamos aquí en media hora ¿de acuerdo?-Propone Christian.-Mark, tu que vives más lejos, vente conmigo en mi moto.
-15 minutos.-Enzo mira la pantalla de su móvil, contemplando la hora.
-En serio, este día se me está haciendo más largo solo por tu culpa, Enzo.-Christian le quita el móvil, dándole una pequeña palmada en la nuca, empezando así a discutir de una manera graciosa que nos hace a todos reír.
No sé en que momento nos convertimos en unas personas tan cercanas.

Bostezo. Tengo sueño. Pero la sensación de libertad que sientes el día en el que acabas las clases es inexplicable, y es una sensación que a mi al menos siempre me da más energía. Supongo que me la da por que me he pasado casi todo el año en casa con la cabeza metida dentro de un libro tratando de estudiar sobre cosas que seguramente no me sirvan en el futuro.
-¿Esperamos a Mark y a Christian para pedir?-Pregunta Adam, sentándose junto a mi.
-Claro.-Digo mientras dejo mi móvil sobre la mesa. Es una norma que tenemos, si vamos a un bar dejamos todos los móviles en el medio y no lo cogemos a no ser que nos llame una de nuestros padres ya que puede ser algo importante, o para no preocuparlos. Si alguien coge el móvil paga todo lo de los demás.
Enzo me imita dejando el suyo sobre el mío. Aria y Adam hacen lo mismo.
En la mesa solo se encuentra los móviles y las bebidas que hemos pedido, cervezas para mi Adam, Enzo, e incluso para Christian, hemos pedido por Mark y por él por que sabíamos lo que quería beber. Aria pide una sidra de frutas del bosque y para Mark una coca-cola.
-Llevan diez minutos tarde, así que si tardan diez más pido por ellos, por que me muero de hambre.-Enzo se deja caer en la silla con las manos sobre el estómago, y justo en ese momento los chicos entran por la puerta.
-¡Por fin! -Exclama Enzo al verlos.
-¿Habéis pedido la bebida por nosotros?-Pregunta Christian viendo lo obvio.- Que buenos amigos sois.
Se sientan y miramos la carta mientras charlamos sobre el final del curso. Era lo que todos estábamos deseando que llegara ya que este es nuestro primer verano siendo como una familia, es el verano en el que mucho de nosotros pasamos a tener 18 años, y pronto, a empezar la universidad. Y aunque con los que menos tiempo llevemos sean Mark y Christian, no nos queremos separar, sin darnos cuenta, hemos creado una piña llena de positivismo y en la que siempre estamos detrás de aquel que lo está pasando mal, sin decirle que hacer, solo para que vea que estamos con esa persona.
Cuando la comida llega, Aria alza un poco la voz, para que pueda ser escuchada por encima de la conversación que mantenían los chicos.
-¿Por qué no planeamos que vamos a hacer este verano?
-Es una buena idea.
-Podríamos bajar a la playa, aunque se que esa playa esta bastante mal, pero podríamos bajar a veces por la tarde-noche, ya sabéis, hacer una hoguera y sentarnos al rededor.-Propone Enzo, mirándonos.- Ya sabéis, contar historias de miedo y esas cosas que suelen hacer en las películas. Avril y yo lo hacíamos antes, antes de incluso conocer a Adam y Aria. Pero sin la hoguera.
La playa a la que se refiere Enzo ni si quiera está en nuestro pueblo, si  no en el pueblo de al lado, pero este esta tan cerca que cogiendo un autobús estás allí como en diez minutos, y andando puedes tardar como una hora en llegar al centro de la ciudad. Está tan cerca que las casas de nuestro pueblo y las de ese pueblo se unen en cierto punto.
-Es una buena idea,-Se escucha la voz de Christian, quien habla a la vez que mastica.-E ir a fiestas, tenemos que ir a fiestas.
-Sí chicos, por que hay que dejar que Christian use sus dotes de machotes para que ligue con alguna pobre chica.-Aria habla sin ni siquiera mirarlo, alzando las cejas.
Todos reímos, incluso Christian, aunque este lo hace con ironía. Coge una patata frita de su plato y se la estampa en la cara a Aria, quien protesta, pero no responde, solo se la limpia.
-Además queda una semana para el cumpleaños de Avril.-Dice Enzo, dándome un leve codazo.- Cumple la mayoría de edad.
-¡Eso! ¿Como lo vas a querer celebrar?-Pregunta Aria, sonriendo.
-Pues tranquilidad, eso. Comer pastel y ya.-Me encojo de hombros mientras me llevo la hamburguesa a la boca.
-Que tonta eres, en serio.-Dice Enzo, revolviéndome el pelo.
-Bueno, sigamos por donde íbamos.-Aria se vuelve mirando a los demás.- ¿Que os parece hacer un viaje juntos?
-Yo me apunto.-Dice Mark, quien levanta por primera vez la cabeza del plato desde que este llego.
-Yo también.-Se apunta Christian.
-Adam, no hace falta que digas nada, tu vienes, eres mi hermano.
-Yo también me apunto.
-¿Podría traer a Gin?-Pregunta Enzo, mirándonos a todos.
-Bueno, es un viaje, no es como nuestro rincón.-Dice Christian.- Supongo que si, si no hay problema para ella.
-Pues después a la tarde volvemos a quedar y empezamos a organizar el viaje. ¿Os parece?
-Si, todos a casa de Avril.-Dice Enzo.
-¿Por que mi casa y no la tuya?
-Por que tus padres siempre hacen tortitas cuando tienes visita. Echo de menos las tortitas de tu madre. A mi ya no me las hace.
Ruedo los ojos y suspiro.  Me queda una larga tarde.

La tarde ya se ha venido encima, he podido dormir solo media hora de siesta ya que Enzo ha sido el primero en llegar a mi casa y como siempre ha entrado, ha saludado a mis padres, ha cogido una coca-cola de la nevera y ha subido a mi habitación, tirándose en mi cama y casi gritando que me despertara. ¿En que momento cogió tanta confianza al entrar en mi casa?
Abre su lata de coca-cola dándole un sorbo, para después dejarla en la mesita de noche junto a mi cama, y sentándose junto a mí. Yo me estiro bostezando.
-¿Por que has venido tan temprano?
-Por que me aburría en casa.-Se encoge de hombros, tirándose junto a mi. ladea la cabeza mirando a las fotos que hay en la pared junto a mi casa.-Oye Avril, prometeme que pase lo que pase entre nosotros, incluso si peleamos como si nunca hubiesemos peleado, siempre encontraremos la manera de volver a ser nosotros dos, los que siempre hemos sido.
-Te lo prometo.-Mi voz suena adormilada. No entiendo a que viene que me haya dicho eso, pero se que Enzo en el fondo es muy inseguro, y una persona bastante negativa, solo que lo esconde bajo una gran fachada, así que supongo que ha bajado esa fachada, al menos, siempre lo hace conmigo.

Pero entonces me rodea entre sus brazos, y yo no entiendo por que, pero se siente diferente de otras veces que lo ha hecho. Y muy dentro de mi, como en un soplido, siento que algo está cambiando.

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