sábado, 9 de julio de 2016

1. Whatever.

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¿Habéis pensado las de cosas que puede esconder detrás una simple sonrisa, o una simple lágrima? Es algo que me suelo cuestionar, pues cada vez que veo a una persona llorar, no sé si lo hace por que esté realmente triste, o por que la misma felicidad le ha hecho soltar lágrimas, o si sonríe, ¿Será de verdad o será una sonrisa falsa? Es por eso que no entiendo a las personas. Y tampoco pretendo entenderlas, aunque siempre tengo ese gusano de la curiosidad, que se queda mirando a esa persona tratando de saber que es lo que le pasa por la cabeza.
Solo hay una persona que sepa diferenciar en qué momento sonríe de verdad, o solo para aparentar, si llora de felicidad, o llora de alegría, y ese no es otro que mi mejor amigo, el único que conoce todo mi mundo.
Ahora mismo nos encontramos mirando el escaparate de una tienda, mientras el mira la pequeña zona dónde ponen los nuevos discos de música, yo estoy mirando la zona en la que aparecen los libros. Por que es así; el se pasa la vida coleccionando discos de sus grupos más favoritos y yo me la paso en busca de libros que me sorprendan.
-¡Agh! No es justo. -Suspira, pasándose las manos por el cabello negro para volver a poner en su sitio este.
-¿Que ocurre?-Aparto la mirada de los títulos nuevos que estaba repasando para dirigirla a Enzo, este sigue sin mirarme.
-No traen nada que no sea pop, o esos artistas que se tiran todo el día en la radio.-Rueda los ojos y se dirige hacia la puerta de la tienda.- ¿Entramos? Quizás dentro haya algo mejor.

Asiento. Es la cosa que más nos gusta hacer juntos; un día al mes nos recorremos las librerías y tiendas de música para ver que han traído nuevo, contando con el dinero que vamos ahorrando poco a poco durante el mes. No recuerdo a que edad empezó, pero creo, que fue cuando éramos muy pequeños. Y es que ese día del mes es nuestro día. es el día en el compartimos opiniones sobre cosas totalmente diferentes, el día en que salimos desde casa caminando hacia el centro de la ciudad, y antes de comenzar nuestra ruta, nos paramos un momento en una pequeña heladería que hay escondida en una de las calles, dónde el se toma un café y yo un frappé por que no me gusta el café, es demasiado amargo. Después empezamos por las tiendas dónde venden libros y cds de música más antiguos, hasta que vamos acabando en tiendas como la que ahora mismo no hemos topados, tiendass más modernizadas y que a Enzo no le gustan nada por que no venden nada de los grupos que a él le gustan, ni comparte esa temática, aún así cada mes se esfuerza por asomarse para ver si hay algo nuevo; aunque realmente no sé que espera de una tienda en la que mezclan libros, música, un poco de electrónica y algo de papelería. Para mí no hay problema, pues todo tipo de libro me gusta, pero el es más especial a la hora de elegir un disco de música.
Muchas veces arriesga a coger el CD de un un grupo que acaba de ver y le ha llamado la atención, para descubrir en su casa si realmente le gustará o no. A veces se lleva una sorpresa, y otras una decepción, en ese último caso lo vende por internet. 

El sujeta la puerta por fuera de la tienda, esperando a que yo pase, le sonrío a modo de agradecimiento y me dirijo rápidamente a la zona de libros. Ninguno que no me haya leído ya. Así que paso a otros de mis sitios favoritos; la papelería, pues me encanta hacer manualidades, además pronto se acerca el cumpleaños de Enzo, y quiero hacerle algo especial ya que es su 18 cumpleaños, y es su primer cumpleaños sin su padre aquí.
Sin embargo, tampoco encuentro nada que me haga falta por ahora.
-¿Encuentras algo que te guste?-Pregunta a mis espaldas. Me giro hacia este y niego.
-Nada.
-Creo que llevamos haciendo esto tanto tiempo que a veces se nos acaban las opciones.-Dice el con una leve sonrisa.
-¿Queda alguna tienda más?-Pregunto, dejando lo que estaba mirando en su sitio.
-Ninguna.
-Pues vamos a casa.

Y llega el final del día y llega el mejor momento. Ese momento que es nuestro y que no le contamos a nadie, por que a fin y a cabo dirían que entre nosotros hay algo. Y preferimos que no crean que no son; y es que no nos molesta lo que la gente piense de nosotros, nos molesta las ideas equivocadas que se pueden hacer personas como Gin, la novia de Enzo, quién a veces, puede hacerle pasar por verdaderos tormentos, tanto a mi, como a él, por esta relación tan especial que tenemos.
El momento que se acerca es ese en el que volvemos a casa, él charla sobre cosas variadas, por que siempre ha sido bastante hablador y yo bastante callada; a él se le da bien contar cosas, a mí, escucharlas. Al llegar a su casa, que está al principio de mi misma calle, nos metemos en esta y subimos a su cuarto a cambiarnos, de chicos solíamos hacerlo en la misma habitación, cuando fuimos creciendo nos fuimos avergonzando acerca de los cambios de nuestros cuerpos y ahora el se cambia en el cuarto de su madre, mientras yo, lo hago en el suyo. Nos ponemos los pijamas, bajamos de nuevo al salón y lo custodiamos. Seguramente su madre esté hasta tarde con su pareja, y el hijo que tiene con esta, y el padre de él está en el pueblo de al lado.
Lo he dicho; es nuestro día, y ha sido así desde muy pequeños.
-¿Que película vemos esta vez?-Pregunta el mientras sale de la cocina con un bol de palomitas. Tiene el pelo castaño revuelto, lo tiene algo largo, lo cual me gusta, y algo ondulados, sus ojos celestes acompañados de sus largas pestañas muestran la emoción por que yo le deje elegir otra vez película, aunque este mes me tocaba a mi y quería ver alguna adaptación de algún libro que me haya leído, para ver si se ciñen al libro, o si tengo que quemar la película. Pero a el esas películas le aburren, más bien le aburren todas las películas, prefiere un maratón de alguna serie o algún documental sobre algún tema que le llame la atención. Tiene el pantalón del pijama algo caído y se le ve un poco de sus boxers, y la camisa ancha algo manchada de algo negro, lo que sé cien por cien segura que es chocolate.

El y yo somos diferentes incluso de aspecto. Mientras el tiene una espalda ancha, yo soy algo más estrecha, mientras el tiene los ojos celestes, yo los tengo entre verdes y azul, un color muy extraño, mientras el color de su pelo es castaño, yo soy pelirroja, con leves ondulaciones.

-Sabes que este mes me toca decidir a mí.-Respondo a su mirada, alzando las cejas. El suelta un leve quejido, mientras suelta el bol de palomitas en la mesilla que hay frente al televisor y agarra el mando, utilizando un aparato en el que puedes alquilar películas online.
Aparte de que sus padres suelen estar más fuera de su casa que en ella, esta es una de las cosas por la que nos quedamos la mayoría de estos tipos de días en su casa, aunque alguna vez que otra mi madre se queja y vamos a la mía.
Mi madre adora a Enzo, y mi padre creo que a veces lo ve como su propio hijo. Y es que así es como es, pues la madre de él me ve de la misma manera. Mi hermano, antes de irse de casa a vivir con su novia, solía entrar en mi habitación y pincharme con que Enzo me gustaba, o que era mi novio y yo, me negaba en rotundo. Creo que tendría que estar loca para estar con mi mejor amigo.

Enzo repasaba lentamente los títulos que había en el televisor sobre películas, hasta que encontré una histórica que estaba basada en un libro que me leí hacía mucho tiempo y que ni si quiera sabía que tenía película.
-Oye.-Susurró él, como si estuviésemos un cine. Sabía que me estaba mirando, aunque yo seguía con la mirada fija a la televisión, en busca de algún fallo de la adaptación.
-Dime.-Respondí en un tono más alto, pues así aún sin mirarle, sabría que lo estaba escuchando.
-¿Te molesta que salga tanto con Gin?-Su voz sonó con cierto tono culpable. En ese momento agarré el mando y paré la película. Lo miré a los ojos.
Sabría que me acabaría preguntando, Y aún no había preparado mi respuesta.

Desde hacía como unos cuatro meses el había comenzado una relación con la tan mencionada Gin. Sí, había empezado una relación con la chica que menos me esperaba que lo hiciera. Solía tener esa sonrisa amable con todo el mundo, pero una sensación de algo negativo me rondaba cada vez que me acercaba a ella, esa sensación de que no era una persona que tuviese nada bueno. Sin embargo, a Enzo le había gustado mucho incluso sabiendo que dicha sensación rondaba sobre mí. Y la verdad, al principio de que comenzaran a salir las cosas entre nuestra amistad estaban igual, solo que a veces también dedicaba tiempo a una persona más en su vida. Sin embargo, a Gin no le gustaba que yo fuese tan amiga de Enzo, que fuésemos tan cercanos y que yo fuera la única que conociese todos los secretos de su novio, así como sus sueños, como su mundo, aún así Enzo y yo nunca mencionamos nuestro día especial por que es nuestro gran secreto que forma parte de nuestro mundo. Pero este último mes ha pasado mucho más tiempo con ella que conmigo, lo cual no veo una competencia, pues él también dedica tiempo a nuestro grupo de amigos, a sus hobbies, a su familia,... la cosa es que parece que hasta incluso de esas cosas se ha olvidado. Y me molesta. Por que la mayoría de las relaciones no son para siempre y no puedes ir dejando de lado tu vida hasta bases esta en la de otra persona.
Y la verdad, no sé si me molesta más que todo sea por Gin. A veces, parece ser realmente una gran manipuladora. De esas que utilizan a los demás para que hagan por ella lo que quiere sin ensuciarse las manos.
-No.- Es mi respuesta. Aunque realmente, me dan ganas de decir que sí. Pero no quiero estropear su felicidad.
-Prometo que este mes estaré más atento.-Dibuja una gran sonrisa sobre sus labios. Supongo que ha descifrado la expresión de mi cara.
-Enzo, pero más atento a todo, a tu familia, y a los chicos.
-Sí, mañana quedaremos todos.-Habla con entusiasmo, como si echase en falta el contacto con el resto del grupo, creo que no los ve desde hace un par de semanas.- E iremos de bares, y jugaremos al billar. Todavía quiero revancha de la última partida que jugué con Adam.
Ruedo los ojos. No odio el billar, odio como se pican cuando se ponen a jugar. Odio como se pueden pasar días enteros yendo por las noches a jugar al billar pidiéndose revancha el uno al otro.
-No pongas esa cara. Sabes como somos de competitivos los dos.
-Lo cual no entiendo. No sé cuanto tiempo lleváis con esta estúpida competencia.
-¡Que más da! Algún día ganaré tres seguidas y me tendrá que dar esos cincuenta euros que me prometió.
-¿Todo eso es por cincuenta euros?-Levanto una ceja, sorprendida.
-¿Nunca te lo conté? El y yo hicimos una apuesta, de que quién ganara tres veces seguidas se llevaría cincuenta euros, pero nunca llegamos a lograrlo, es por que todo esto sigue. Con ese dinero podría darle algún regalo bonito a Gin.
Me dejo caer de nuevo en el respaldo del sofá, apartando la mirada de él. Muchas veces me reprimo lo que realmente pienso de esa chica por que Enzo es mi mejor amigo,y quiero darle todo mi apoyo. Pero creo que ella no le va a  hacer ningún bien.
Y en sus 18 años de vida, es la primera vez que lo veo tan calado por una chica.
-También podrías ser más bueno con tu mejor amiga y traerle un vaso de coca cola-Estiro los brazos, en un intento de cambiar de tema y que la conversación no gire en torno a Gin.
-También podrías levantarte tu, ir a la nevera, y traer la coca cola y dos vasos.
En ese momento me llevo la mano al corazón y comienzo a fingir de una forma muy dramática que este me duele y que dejo de respirar, con quejidos de alguna telenovela mala ''Oh.. me duele...no puedo...respirar'' y me tiro sobre el regazo del sofá cerrando los ojos y sacando la lengua.
Y sé, aunque no lo veo, que en ese momento está rodando los ojos. Y, aunque espero que su movimiento natural sea levantarse del sofá e ir a por la coca cola, noto como este se coloca encima de mí y me comienza a hacer cosquillas, en la barriga, en mi mayor punto débil, y yo comienzo a retorcerme y a reír por estas mientras trato de zafarme.
Es exactamente así como nos olvidamos de la película que estábamos viendo.

Horas más tarde, a las dos de la madrugada, subimos a su habitación. La madre de Enzo hace un rato que llegó con su pareja y se quedaron en la cocina charlando mientras nosotros dos seguíamos en el salón jugando a juegos estúpidos.
Entro en la habitación bostezando, con el detrás siguiéndome. Y me desplomo en su cama esperando que el saque el otro colchón. Sin embargo, el se tira encima mía aplastándome.
-Avril, ¿crees que voy a sacar la otra cama solo y que la voy a preparar solo para ti?
Asiento con  una leve sonrisa.
-Pues vas lista.
Comienza una conversación entre los dos poco interesante, el pasa a colocarse junto a mí. Y sin darnos cuenta, caemos en un gran sueño, siendo esta la primera vez que dormimos en la misma cama, siendo la primera vez que puedo notar tan de cerca su respiración.

La tarde siguiente es calurosa, agradezco que solo quede una semana más de clases por que no aguantaré en una clase encerrada sin aire acondicionado y con treinta personas sudando. Mientras agarro del congelador un helado y me dirijo a mi cuarto trato de apartar el recuerdo de como despertamos esta mañana Enzo y yo, pues fue algo más intimo de lo que nuestra relación suele ser.
Ya en mi habitación, miro el reloj de mi móvil calculando el tiempo que tengo para relajarme viendo alguna serie, ducharme y arreglarme antes de que llegue Aria, una de mis mejores amigas con las que he compartido grandes cosas. Es la hermana melliza de Adam, por lo que seguramente aparezca con él, y a él no lo dotaron con la paciencia.
No hay cosa que más odie que esperar a que la gente se termine de arreglar, o esperar simplemente. Muchas veces cuando queda con alguien y llega el primero llama cada minuto para saber cuanto queda. Sin embargo, Aria es mucho más paciente, algo que a veces consigue transmitir a su hermano, pero no siempre.
Descarto hacer la primera opción y me pongo algún programa malo de la televisión mientras acabo mi helado antes de comenzar a ducharme.
Justo cuando la ducha acaba y vuelvo a mi habitación envuelta en una toalla, escucho la puerta sonar y mi padre acercarse a abrir esta. Así que sé que debo darme prisa, aunque al mirar el reloj de mi móvil, me doy cuenta de que han llegado media hora antes de lo que se suponía que debían de llegar.
Rápidamente me quito la toalla mientras cojo la ropa interior del cajón. Debería de haber sacado todo antes de que llegasen. Escucho sus voces saludar a mis padres y hacer breves comentarios antes de subir las escaleras. En ese tiempo consigo ponerme solo las bragas. Justo escucho que van a abrir la puerta y corro hacia esta para cerrarla antes de que Adam pueda ver nada, pero estos son más rápidos. Adam es quién abre la puerta, a la vez que pone sus ojos como platos al darse cuenta de la situación, cerrando rápidamente la puerta. Y escucho una gran carcajada. Suspiro. Un nuevo momento vergonzoso que añadir a mi vida, lo cual no es raro. Aria no nos va a dejar en paz.

Cuando ya me he vestido con lo primero que encuentro en el armario, abro la puerta, aun con una toalla puesta en la cabeza. Los hago pasar. Aria sigue riendo. Adam está ruborizado.
-Avril, no hace falta que conquistes a mi hermano desnudandote. Es es más tímido, ¿Sabes? Deberías de haber sido más cauta, un breve flirteo y una insinuación, pero no desnudarte directamente.-Habla con cierta ironía, aun con una sonrisa en su boca indicando lo que le divierte esto. Aunque no sé si es más por la cara de su hermano, o la mía.
Es extraño, me conoce desde hace demasiado tiempo.
-No quería conquistar a nadie, quería cerrar la puerta para que no entraseis.-Quito la mirada de ella mientras me dirijo al espejo de mi cuarto quitándome la toalla para después escurrir la larga melena con la misma. Sabiendo la calor que hace, no me voy a secar pelo.
-Hoy viene Enzo ¿no?-Dice Adam por primera vez en todo el rato que lleva en mi habitación.
-Sí.-Respondo mientras me cepillo el pelo, recogiendo este después en una trenza.
-¿Sabes que viene con su querida novia?-Ahora es Aria quién habla, rodando los ojos. Ella no aguanta a Gin, no es como yo, que no se fía de ella, directamente hace el menos contacto posible con ella y cada vez que lo hace es por que se ve obligada.-Me ha hablado a mí por mensaje. ¿A mí? No entiendo. Creo que dejo bastante claro que le escupiría en la cara si pudiese. -Hace una pausa, seguramente tratando de no seguir insultándola o hablar de lo que le haría.- El caso es que me ha preguntado que íbamos a hacer, otra cosa que me ha parecido extraña, le podría haber preguntado directamente a Enzo. Por mi le hubiese respondido que ella no estaba invitada, pero bueno, me da pena por él.
Me calzo mis zapatillas para salir, y al momento que ella pronuncia el nombre de él, recuerdo lo bien que he dormido a su lado. Aparto ese pensamiento, y vuelvo a escuchar la conversación.
-A mi me da igual que venga mientras que deje jugar a Enzo al billar.-Adam se encoje de hombros mientras saca su móvil para volver su atención en este.
-¿Tú que piensas, Avril?
Me encojo de hombros.
-Mientras que Enzo sea feliz, a mi me da igual.-Regulo un poco mi voz, sin mirarlos, tratando de mostrar indiferencia.
-No sé por qué, pero a mi, no me convences del todo.


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Este es el primer capítulo de la historia que voy a subir a partir de ahora todos los domingos sobre las seis de la tarde. Sé que lo subo un sábado el primero, pero es por que no aguanto la intriga a saber que acogida tendrá. Espero que guste mucho.
Si últimamente subo menos entradas será por que me hallo de aquí para allá y por que también estoy tratando de escribir esta historia.
¡Gracias a aquellos a quienes les guste!
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