martes, 19 de mayo de 2015

''Y a que tu y yo, solo quedamos los buenos''

0

Cuando quise darme cuenta, todo había cambiado. Incluso lo más pequeño. Pasó todo tan rápido que que no me di cuenta, simplemente un día vi que todo había cambiado.

Y ahora estoy aquí, frente a él, bajo de la luz de una pequeña farola que apenas alumbra, mientras esta pequeña brisa que avisa sobre la llegada del verano me golpea en la cara.
Recuerdo la última vez que nos vimos, aquella que nos dimos por vencidos, que mostramos nuestras banderas blanca pidiendo paz, y que quedó en una simple despedida, pensando que al día siguiente nos volveriamos a ver, pero realmente ninguno tenía la fuerza necesaria para ver al otro. Recuerdo su expresión triste, mientras la mía se mantenía fría.

Han pasado tantas cosas desde entonces, y él está tan diferente. Su pelo ahora es mas largo, son pequeños rizos que se unen en uno que cae sobre su frente con una pequeña gracia. Sus grandes ojos celestes siguen acompañados de esas largas pestañas, y cuando sonríe mostrando sus perfilados dientes blancos se le forman unos hoyuelos sobre las mejillas que le dan esos rasgos infantiles que siempre ha tenido, pero  ahora incluso de una manera u otra, su expresión es algo más adulta de cuando lo conocí.
Ha crecido, se ha vuelto realmente alto, y ha dejado de vestir con ropas anchas, aunque las camisetas que usa siguen siendo de una talla más que la suya. Podría decir que está más fuerte y algo más delgado. Sí, definitivamente ha cambiado, menos su mirada, que sigue siendo la de un niño que trata de comprender el mundo.

Pasan unos minutos hasta que no de los dos dice algo. Y ahí voy yo, diciendo lo más estúpido que se me puede ocurrir decir a una persona que hice daño y desde entonces no lo volví a ver.
-Hace calor ¿Eh? Bueno, para ser de noche, me refiero.

Su expresión cambia de seriedad a diversión, incluso suelta alguna que otra carcajada.
-Sigues siendo igual de subnormal.
-¡Oye! -Respondo tratando de hacer como que estoy molesta, aunque no me siento así.
Me alegro de encontrarmelo después de tanto tiempo, me alegro de que parezca que está bien, pero a la vez no puedo evitar sentir esa culpabilidad por aquellos malditos días. ¿Como pude hacer daño a una persona que era tanto para mi? No tuve una pizca de sentimiento con el, solo por que fui una estúpida.

El silencio se vuelve a apoderar de nosotros. Me mira como yo le miro a él, sin saber que decir ninguno de los dos. Aunque es cierto que le quiero decir tantas cosas, quiero pedirle disculpas, que volvamos a ser amigos como en aquella época.
Tantas cosas son las que quiero decir que no soy capaz de ordenar mis pensamientos.

Él mira la hora, suspira y vuelve la mirada a mi.
-He de irme. Espero verte pronto.

Y una vez más lo vuelvo a dejar ir. Desaparecer entre la multitud, mientras yo por dentro maldigo no tener el coraje suficiente para decirle todas esas cosas que he ensayado mil veces en mi cabeza que le diría si le volvía a ver.
Solo me queda preguntarme; ¿Volverá a aparecer?

0 comentarios:

Publicar un comentario