Empino mi botella por tercera vez en la noche. Ya he dejado de contar estrellas. He dejado de contar besos, he dejado de contar caricias. Me he limitado a sentarme en una estación de 'Villa Pena'' esperando que venga un tren para poder montarme, que las cosas cambien. Una vez me dijeron que podrían enseñarme ese sitio donde los sueños son creados, donde las ilusiones se recogen y la esperanza se reparte; una vez más me vi en Villa Pena con las manos vacías, y las cosas seguían iguales. Aquí y allí, me han mentido, aquí y allí he luchado por cosas sin haber ganado. Seamos cuerdos, en Villa Pena si ganas, es cuando dejas de vivir aquí, cuando el tren viene. Pero el mío nunca viene. Me he preguntado muchas veces que pasará en mi vida, que será de mi, sobre todo si me quedo en este triste lugar. Me he sentado en una silla, viendo como la gente pasaba, como me decían que todo saldría bien, pero no ha sido así. Necesito escapar. Estoy cansada. Ya no se como decirlo. La gente parece que pasa a mi alrededor y miran sobre mi hombro como si lo que estuviese sentado en esa silla fuese un bicho feo. Me ahogo. Necesito huir. Quiero salir de toda esta mierda, quiero que dejen de haber bombas y verme salpicada de ellas, más bien empapada. Necesito correr, perder el control, gritar tan fuerte que me escuchen fuera de Villa Pena. Necesito vivir mi vida, que me hagan caso, no tener que llevar un cartel que ponga 'Hola, existo'. ¿Y a quién le importa esto? ¿Quién vendrá de la nada y me dará ese abrazo que me quite el sentido, ese abrazo que sin pedirlo me lo dan? Que más da. Pocas personas en este momento valen la pena en mi vida. Pocas personas me sacan del pozo sin fondo. Pocas personas me dan un poco de luz. Aunque yo sigo viéndome ahogada, me falta el aire. Quiero llorar y sin embargo ya no salen las lágrimas. Quiero decir todo lo que tengo que decir, quiero irme, quiero salir de aquí. ¿Volver? Eso no queda en la lista de cosas que hacer. Ya no sé a quién recurrir, parece que todo el mundo está en las buenas, pero en las malas se olvidan de mi. Quizás hoy, domingo 18, he explotado, quizás hoy, estoy admitiendo que no puedo más y que me rindo ante todos, que dejo de ser tan orgullosa y decir que estoy bien, que soy feliz, por que no es así. Puede que sí, que sea una niña infantil, inmadura, y que me falte mucho por vivir, pero yo hago todo lo que está en mi mano para aprender, para que mi maldito tren aparezca, para que las sonrisas que más quiero no desaparezcan de mi lado, pero ¿ellos? ellos cogieron el maldito tren hace tiempo, y yo me sigo viendo estancada en la estación, viendo pasar trenes y llevarse gente, sigo viéndome vacía, y que necesito dos hostias en la cara.
Quiero que los cuentos de hadas vuelvan.
Quiero que los cuentos de hadas vuelvan.